Tomaba el sol, tendida en la arena de la
playa, con la cara tapada con la visera, cuando, de pronto, sentí la alarma de
un desordenado griterío.Me incorporé rápido: la gente corría, apresurada ,hacia
el mar. Me uní al gentío con urgencia. Una precaria patera zozobraba,luchando
por alcanzar la orilla. Varios hombres, con los brazos tendidos,suplicantes, y
ojos febriles, chapotearon en los últimos metros y cayeron exhaustos en la
arena.
Miraban agradecidos por el auxilio prestado y musitaban palabras ininteligibles.
Recibí una desmayada sonrisa, como un saludo agradecido, de uno de aquellos hombres cuando lo abracé para darle calor humano porque, aunque "habían llegado al paraíso occidental", vi en sus ojos el miedo.
Entonces sentí que algo, que no era el sol mediterráneo, me quemaba y que la quemadura no estaba en la epidermis.
Pronto llegó la Cruz Roja a hacerse cargo de ellos y todos quedamos sin aliento ante aquellas imágenes que golpeaban la banalidad de nuestros cuerpos bronceados. En la playa ya no había risas sino lágrimas.
Miraban agradecidos por el auxilio prestado y musitaban palabras ininteligibles.
Recibí una desmayada sonrisa, como un saludo agradecido, de uno de aquellos hombres cuando lo abracé para darle calor humano porque, aunque "habían llegado al paraíso occidental", vi en sus ojos el miedo.
Entonces sentí que algo, que no era el sol mediterráneo, me quemaba y que la quemadura no estaba en la epidermis.
Pronto llegó la Cruz Roja a hacerse cargo de ellos y todos quedamos sin aliento ante aquellas imágenes que golpeaban la banalidad de nuestros cuerpos bronceados. En la playa ya no había risas sino lágrimas.
Miré el horizonte. Entre la calima veraniega se vislumbraba la costa de África: ¡¡Tan cerca y tan ignorada !!...
¿Cómo seguir en esta playa sin sentir que algo, que no es el sol, me quema el alma?
Un post abrumador que lleva impreso la fuerza de la aplastante realidad, que no queremos ver, o simplemente mirar... está allí; a pocos kilómetros de nuestra costa. y ellos son parte de nosotros...
ResponderEliminarUn fortísimo abrazo!
Hace tiempo que escribí esto, pero hoy, al publicarlo aquí, he sentido la emoción que aquel día me causó este desgarrador suceso.Hay cosas que no se olvidan.
EliminarGracias por detenerte a dejar tu voz solidaria con quienes arriesgan su vida para salir de la miseria y vuelven a padecerla de otra forma, entre nosotros.
También para ti un fuerte abrazo.
Es muy dura la realidad, pero así es, tal y como la describes.
ResponderEliminarUn abrazo en la tarde.
Gracias, Rafa, por detenerte en esta prosa que escribí con el mismo amor que los poemas.
EliminarLa realidad es muy dura, pero se la hacemos más dura todavía cuando levantamos un muro entre ellos y nosotros.
Un abrazo.
No sé si te ocurrió de verdad o es un relato, muy bueno por cierto, pero conozco a alguien que sí le pasó y no ha podido olvidarlo.
ResponderEliminarEs que estas cosas no pueden olvidarse; son de un dramatismo tremendo y, a partir de ahí, uno se formula muchas preguntas sobre el mundo insolidario en el que vivimos tendidos al sol.
EliminarGracias por tu visita y comentario.
Un abrazo.Hoy tengo ganas de abrazar.
Creo sinceramente, Fanny, que no hace falta vivir en mi ciudad para percibir la dimensión de la tragedia y sentirla, tú lo demuestras. Me has hecho pensar más de lo que quisiera, estoy preparando la publicación de un libro de poemas escritos en su mayor parte en el 2011 y uno de sus apartados se llama "Bahía Sur", te sorprendería, a mí también me sorprende, que no haya ni siquiera una pequeña mención de este sangrante problema y sin embargo ahonde en otro que me afecta como individuo que pertenece a un mundo que las circunstancias y la incapacidad y falta de entrañas de los que toman decisiones lo han encaminado a la desaparición. Haciendo un examen de conciencia me he preguntado si soy un escapista, como todos aquellos a los que en mi juventud acusaba por mirar hacia otro lado cuando se desencadenaban tragedias que parecían no pertenecer a su ámbito cultural o existencial. Apenas puedo defenderme indicándote que en otro apartado del poemario hay un áspero poema que se llama Resaca (está en el blog) en el que dejo unos apuntes sobre el precio que puede llegar a pagarse por un sueño. Nací a menos de un kilómetro del lugar donde aparecieron los cuerpos, hay que vivir en unas condiciones demasiado miserables para que lleguen a pensar que nuestro purgatorio es un paraíso.
ResponderEliminarUn abrazo.
franleoni@yahoo.es
Leo con mucho interés tu comentario,Enrique, y percibo tu sentir ante los trágicos acontecimientos que nos conciernen a todos, aunque miremos para otra parte.Este sueño, que buscan desesperadamente, no merece una vida, pero desde la miseria se ve como una oportunidad de salir de ella aun sabiendo que les va la vida.
EliminarCuando tengas tu libro de poemas a punto, quiero tenerlo; sé que va a emocionarme por la sensibilidad que aflora en tus escritos.Luego pasaré por tu blog para leer "Resaca".
Un fuerte abrazo.
¡IMPRESIONANTE !! Y MUY BUENO .
ResponderEliminarBesos del alma.
¡BUEN FIN DE SEMANA !!
Maria del Carmen, agradezco que unas tu sentir al mío y al de otras muchas personas, sobre estos trágicos sucesos. Hoy dicen que no son nueve sino 14 los inmigrantes ahogados al tratar de llegar a nado a nuestro país.
EliminarUn abrazo.
es un relato o fue de verdad?
ResponderEliminarHola, Miguelo.
EliminarDesgraciadamente estas cosas se viven, de verdad, en nuestro país. No es ninguna fantasía.
Gracias por leerlo y por tu curiosidad.
Saludos.
Mi amigo el mercader me recomendó a ellas cariñosamente, diciéndoles: "Es un hombre pobre y extranjero. ¡Llevadle con vosotros para enseñarle a ganarse aquí la vida! ¡Si le hacéis tal servicio, seréis recompensados pródigamente por el Retribuidor!" Ellos contestaron que escuchaban y obedecían, y me llevaron consigo.
ResponderEliminar(Las mil y una noches, 308° noche)
¡Ah, si la gente practicara lo que predica...!
¡Ah, si la gente supiera lo que amor significa...!
Sueles encontrar citas literarias muy oportunas, Jenofonte; se nota que eres un buen lector.
EliminarLa inmigración masiva e incontrolada es un serio problema, sin duda, pero no se puede eludir la cuestión humana y la responsabilidad que tienen los "países ricos" en la miserable vida de esas personas. Si se invirtiera honestamente en esos países para que la población tuviera un medio de vida, no arriesgarían su vida en emigrar en pésimas condiciones.
Pero el mundo es insolidario y lo único que interesa de ciertos países son las materias primas y la explotación de los nativos en condiciones de semi-esclavitud.
Me ha gustado mucho tu comentario, Jenofonte.
Un abrazo.
Creo que esa es la clave, buscar la manera de que las personas no tengan necesidad de emigrar, porque lo seguirán haciendo mientras no puedan ganarse la vida en sus países de origen. Pero da la impresión que a los que manejan el mundo le interesa muy poco buscar una solución.
EliminarGracias por volver a conversar sobre este candente tema.
EliminarUn abrazo.
La mayoría conocemos las tragedias por los medios; hay fatalidades que podrían evitarse.
ResponderEliminar...pero hay que tener la voluntad de evitarlas y eso es lo que falta.
EliminarGracias por tu visita.
Vida y sentimiento. El contrapunto natural a sucesos recientes...
ResponderEliminarUn abrazo Fanny.
Ernesto,agradezco que te hayas detenido en esta lectura ; es compartir sentimientos en estos trágicos sucesos que se seguirán repitiendo mientras el abismo entre países ricos y países pobres vaya en aumento.
EliminarUn abrazo.