He abierto mi ventana y una bandada de palabras ha emprendido el vuelo buscando un lugar cálido donde vararse, donde tomar aliento para seguir el vuelo.Son palabras nómadas,sin patria; palabras que vuelan con el viento en el espacio sin fronteras de Internet. Cuando pasen por tu jardín, no les niegues los frutos de tu árbol ni el agua de tu fuente, pero no intentes atraparlas. Déjalas seguir volando…
sábado, 24 de enero de 2015
Aquellas cartas.
Se han teñido mis dedos
del azul-violáceo de los arándanos
y, al instante, la memoria me devuelve
las cartas de amor que te escribía
con aquella estilográfica
que transpiraba y ensuciaba mis dedos,
y dejaba en el papel señales oscuras
de mi añoranza.
Tornan los recuerdos como pájaros azules
convocando de nuevo en este fruto,
aquella tinta, aquellas cartas encendidas
escritas a mano, que hoy añoro,
aquella desazón emocionada
esperando al cartero.
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Aquellos “pájaros azules”
ResponderEliminarque nos mostraban todos los horizontes...
Aquel temblor de aquellos jóvenes
que era miedo e incertidumbre
pero también y sobre todo todo
el reflejo del pulso cósmico
que produjo y mantiene el Universo.
Llegas... como uno de esos pájaros azules aleteando recuerdos y con este comentario el poema ya no es solo una composición estética.
EliminarMuy bonitos tus versos; un guiño al pasado que recibo con una sonrisa.
Un abrazo.
Son hermosos las cartas de añoranza ...hacen recordar a uno el pasado quizas con mas fuerza que el presente...si Fanny .
ResponderEliminarabrazos
Recordar los buenos momentos del pasado es reconfortante, pero hay que sembrar sueños en el presente para que algún día sean buenos recuerdos.
EliminarGracias, Marina.
Un abrazo.
Siempre se puede retomar
ResponderEliminarBusco un destinatario que aprecie la letra manuscrita.
EliminarGracias, Noel.
Que bellas heran esas cartas escritas a manos. Es una pena que se pierda lo bueno.
ResponderEliminarMuy bonito poema Fanny. Me ha gustado mucho
Un beso
Isa
Creo que hay personas que añoran esas cartas; sin embargo no se dan condiciones para volver a ese medio de comunicación. Tal vez las tarjetas postales son los últimos vestigios.
EliminarGracias, Isa Iss.
Un abrazo.
Y seguimos esperando la llegada de aquellos pájaros azules que llevaban escritos nuestros nombres en el el pico...pero aquellos...aquellos no volverán. Y la tinta en los dedos, aquella que nos teñía el corazón los labios y la razón...aquella casi indeleble, el tiempo implacable la borró.
ResponderEliminarBss
¡Si que estás pesimista-¿realista?-! Las que no vuelven son las golondrinas, pero te aseguro que los pájaros azules que anidaron en nidos de tinta...Vuelven "a nuestro balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán". Son los recuerdos alados...Y depende con qué tinta se escribieron esas cartas.
Eliminar¡Mírate las manos! Seguro que descubres unas tenues manchas azules...
Gracias por tu escéptico comentario.
Un abrazo a tinta .
¡Aquellas viejas cuartillas algo emborronadas...!
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Qué lejos quedan, pero no las olvidamos!
EliminarGracias, Rafa.
Un abrazo.
¡tinta de arándanos! ¡que linda! Saludos por tu lindo poema Fanny.....
ResponderEliminarGracias, Lao. Aunque es muy entretenido recolectar arándanos por lo pequeños que son y la poca altura de la planta, he ido más de una vez a buscarlos a la montaña y cuando están bien maduros, tiñen los dedos como los de un colegial cuando escribía con pluma mojando en el tintero...
EliminarHemos ganado en comodidad pero seguimos recordando con cariño aquellas incomodidades.
Saludos.
Aquellos que fuimos... cuando la vida era todo latidos.
ResponderEliminarBesos.
En un Toro Salvaje no pueden haber cesado los latidos. Ahora la vida late de otra forma, pero late.
EliminarGracias,por venir a pacer a mi blog.
Un abrazo.
Con tu poema me has traido el revuerdo de aquellas cartas escritas a mano con la tinta y tambien con la de nuestros latidos.
ResponderEliminarPrecioso tu poema.
Un beso.
Hola, María. Con ese antifaz verde no hay quien te reconozca. Comprobaré si eres la de siempre que vas de incógnito. ¡Qué habrás hecho para evitar ser reconocida!...
EliminarTe guardo el secreto.
Gracias por tu sentir.
Un abrazo
Hola Fanny... Acariciar con los dedos una pluma estilográfica, que transpira amor y sentimientos... Cartas manuscritas, cartas de amor, recuerdos y sueños manuscritos.
ResponderEliminarQue daríamos por volver a recibir cartas manuscritas.... Abrazos.....
¿Te acuerdas tú también ?...Me gusta encontrar personas que lo vivieron porque son las que pueden sentir la añoranza del poema.
EliminarTe gustaría volver a recibir cartas manuscritas, pero...¿Responderías de igual forma o pensarías que es más práctico hacerlo por e-mail?...
Gracias, Llorenç. Eres un romántico.
Un abrazo.
Felices recuerdos traes con tus letras... que bonito escribir y recibir cartas de amor, tan diferente ahora... En fin, cada época tiene lo suyo; ahora solo recibimos cartas del banco y alguna notificación, de multas por ejemplo, jaja.
ResponderEliminarPreciosos los versos que te han traído esos recuerdos.
Un gusto Fanny y un abrazo.
A mí es que me gusta ver la letra de las personas; no como haría un grafólogo, ni un psicólogo, sino porque los trazos personales son algo así como una coreografía de las palabras .
EliminarElda, gracias por pasarte por aquí.
Me gusta tu compañía.
Un abrazo.
Aquellas letras eran pájaros azules, aquellas cuartillas llevaban sudor y lágrimas, se recibían con besos y temblaban las manos y se bebían las palabras...
ResponderEliminarHe sentido tu poema como si adivinaras. Un abrazo
Me emociona saber que hay personas que sienten algunas cosas como yo.Cartas que eran pájaros azules que llegaban volando y se recibían con una emoción indescriptible.
EliminarGracias, Alondra. Me ha encantado tu poético y sentido comentario.
Un abrazo.
Eran hermosos los tiempos de las cartas escritas a mano y donde dibujabamos cada letra con esmero: tenía una gran importancia la respuesta. Recuerdo que a mi ya me tocó vivir la época de los casilleros cuando era joven pero aún recuerdo en los tiempos de mi niñez que aparecía el cartero con un silbato e iba diciendo los nombres y los vecinos bajaban a toda prisa. A veces, las cartas quedaban en poder de la portera que controlaba así tu correspondencia.
ResponderEliminarPerdona el comentario que ha surgido por la lectura de tu poema que no tiene, sin duda, la intención de despertar esos recuerdos sino de darle importancia al momento en que se escribían en esas cartas de amor. Ha resultado muy evocador y romántico, un recuerdo lleno de emoción, con la importancia que solo las pequeñas cosas suelen tener.
Acabo de recordar que hace unos días me hiciste unas preguntas sobre fotografía y, perdoname, pero lo había guardado en el cajón de enseguida me ocuparé de esto que parece la mesa de un funcionario de los tiempos de Maricastaña, de esos que guardaban las cosas en carpetas con cintas...Si quieres, contestame al siguiente correo: franziska34@gmail.com y, de este modo, evitamos el rollo de incluirlo en un comentario poético. Un abrazo. Franziska
Comunicarme con personas que vivieron aquellos momentos de anhelante espera, me gusta mucho porque solo ellas pueden sentir especialmente lo que expresa el poema. Lo que tú añades, completa muy bien lo que suponían aquellas cartas. Gracias por ampliar detalles.
EliminarPara hablar de fotografía y otras aficiones, me pondré en contacto contigo a través de tu correo.Muchas gracias.
Un abrazo.
Todo era más auténtico y romántico.
ResponderEliminarYo aún guardo esas cartas de mi adolescencia pues a pesar de las locuras que conlleva esa edad, no puede negarse que eran bellas las cartas, las locuras.
Besos Fanny
Pájaros, fruto, tinta, cartas que nos hablan de un pasado querido.
ResponderEliminarUn abrazo, Fany.
Hola, Pedro. Me gusta encontrarme con tu comentario.
EliminarTambién queremos el presente, pero el querer de aquellas cartas dejó huella; fueron las primeras luces del amor.
Un abrazo.
Yo también guardo algunas.Son, ahora, una ventana por donde veo el alma de mis tiempos jóvenes.A veces me río de mi misma, y a veces me entra nostalgia por lo perdido.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
Un abrazo.
Bendita naturaleza y bendita memoria, ambas se unen en un abrazo eterno para recordar de nuevo aquellos días mágicos e intensos...Cuántas cartas nos devuelve ahora el universo en estos poemas, que leemos, en tantos paisajes, que admiramos...La vida es un continuo dar y recibir...Y en tu poema el pasado se hace presente, como un bello presagio de futuro...Mi gratitud por recordarnos aquellas cartas, que aún siguen vivas...Mi abrazo y mi cariño, Fanny.
ResponderEliminarM.Jesús
Sé que estos recuerdos están en el corazón de una generación que se ha visto arrastrada a la letra de molde para expresar los sentimientos que antes expresaba escribiendo a mano, y puede sentir y evaluar el antes y el después.
EliminarMe dejas un interesante y emotivo comentario, que te agradezco mucho.
Un abrazo.
Hoy la cosa va de misivas, de recuerdos, de aquellos tiempos en los que el remite era una figura y no un icono... Me encanta la foto, me encantan las letras impresas en esa foto, me gustan sobremanera las palabras tuyas que todo lo rubrican.
ResponderEliminarGracias...
Pues confieso que me encantan tus comentarios, me encanta todo lo que escribes en tu blog, me encanta que te gusten los gatos, la lectura y el café y me encanta que te pases por mi blog.
EliminarLa carta de la foto es una improvisación para reforzar el poema, pero la pluma -una Parker 51- es la misma con la que escribí muchas cartas (bastante más inocentes que esta).
Gracias a ti, Mario.
Creo que has reflejado con sensibilidad y acierto sensaciones que muchos conocemos, Fanny, a mí, por lo menos, me has dejado pensando con nostalgia en tus bellas palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Somos de ese tiempo en que se escribían cartas con la estilográfica y se recibían a través del cartero.Emociones inolvidables.
EliminarEl correo electrónico también pone el corazón en vilo cuando se espera ese mensaje especial, pero fíjate que ya ni siquiera se llama carta, como queriendo limitar al corazón ese tiempo de intimidad.
Gracias, Enrique. Me gusta que te pases de vez en cuando por mi blog.
Un abrazo.