Si yo me rindo
Hay días que vuelvo allí donde nos
conocimos
para encontrar de nuevo aquel itinerario
de risas y de juegos que juntos transitamos
y rescatarlo de la avaricia del olvido.
Arranco con mis manos la maleza acumulada
que me disputa el camino y me lo ciega.
Sueños enmohecidos por la humedad aún perviven
y al sol los tiendo para que los acaricie y recupere.
¡Qué fatiga arrancar la maleza cada día!
Tengo las manos agrietadas y el corazón cansado.
Pero si yo me olvido... Si yo me rindo...
si dejo que las zarzas invadan el camino...
sé que un día serás intransitable.
Y los otros caminos se recorren a solas.
para encontrar de nuevo aquel itinerario
de risas y de juegos que juntos transitamos
y rescatarlo de la avaricia del olvido.
Arranco con mis manos la maleza acumulada
que me disputa el camino y me lo ciega.
Sueños enmohecidos por la humedad aún perviven
y al sol los tiendo para que los acaricie y recupere.
¡Qué fatiga arrancar la maleza cada día!
Tengo las manos agrietadas y el corazón cansado.
Pero si yo me olvido... Si yo me rindo...
si dejo que las zarzas invadan el camino...
sé que un día serás intransitable.
Y los otros caminos se recorren a solas.
Los caminos del amor hay que cuidarlos cada día; las malas hierbas crecen a menudo. Y, como dices, si uno se rinde, un día es intransitable.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu manera de expresarlo.
Saludos
Gracias, Antón.
EliminarEs verdad que las malas hierbas se cuelan entre las rendijas del amor; bueno yo diría que más bien es entre las de la convivencia cotidiana y se van extendiendo hacia el amor.
Me ha gustado tu comentario.
Saludos