No habrá para nosotros
un río navegable
ni un mar con horizonte.
El viento hace gemir el agua
y tus velas henchidas te llevan
hacia rutas de olvido,
y el silencio del mar y su azul casi negro
son aún más profundos
cuando tú ya no estás.
Mi amor encalla en esta orilla
de apretados guijarros.
¡Cuántos sueños se mueren
cuando tú ya no estás.
septiembre,2013
Un bello poema de una ruptura o de alguien que se va. Un beso Fanny
ResponderEliminarGracias por tu visita y comentario. Algo de eso hay en el poema, como en la vida.
EliminarBueno, sonrío por si disparas.
Un abrazo.
Es que "cuando tú ya no estás", no merece la pena la vida...
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Estás de broma?...¿Pero tú no eres del Norte?...
EliminarLa vida siempre merece la pena ser vivida para conseguir otro sueño.
Otro abrazo.
deja qu el agua fluya, a ver que tal
ResponderEliminar¡¡Bienvenido a mi blog!! Gracias por compartir.
EliminarSí eso dicen: "agua que no has de beber, déjala correr", pero no es tan fácil; la corriente arrastra.
Me gusta tu gato con esas manchas blancas. El mío es todo negro y de ojos amarillos, muy enigmáticos.
Saludos
El paisaje despide el sentimiento en estos encantadores versos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias,Pere, los paisajes me causan sentimientos y los sentimientos, paisajes.
EliminarUn abrazo con paisaje
Qué desdichado sino,
ResponderEliminaren mar sin horizonte,
un barco sin destino.
Bueno, podría ser que un viaje en barco sin destino, resultara sugerente.
EliminarGracias por tus rimas.