Como al olmo que cantó Machado,
en mi tronco arrugado y añoso,
han brotado, inesperadamente ,
retoños de un verde tierno
delicado,
en esta luminosa primavera.
Han vuelto los alegres verderones
a hacer nido en mi copa
despoblada,
-sin reparar en mis frágiles
ramas-
y celebran con silbos sus amores
en este atardecer de
primavera.
Una extraña y secreta alegría
-al sentir que me pasan estas
cosas-
se mezcla con la duda
melancólica
de no saber qué hacer con
estos brotes
llenos de ternura, que van creciendo
en el corazón de mi madera
vieja.
¿Cómo han llegado a mí, con
tanta fuerza,
en tiempo y lugar
inapropiado?
-Retrocede el pensamiento,
buscando una respuesta inexistente.
Son los misterios de la vida
que solo el bosque conoce .
7 de abril, 2011
Relaciono este poema con "Tu cuerpo otoñal", en el sentido de que habla de que no es un cuerpo muerto sino que le salen brotes tiernos, que es capaz de amar, de emocionarse y de emprender. En cada ser humano hay un potencial de sentimientos que no se agota aunque, a veces, se oculten bajo la hojarasca.
ResponderEliminarEste poema está lleno de ternura y deja una sonrisa en mis labios.
Un saludo.
Sí, tiene cierta relación, aunque este es más personal.
EliminarAgradezco tu comentario y tu detenida lectura estableciendo relación entre ambos poemas.
Deseo tenerte de lectora mucho tiempo.
Un saludo.