Foto: de mi archivo personal. Avda. Vallcarca,112.Barcelona.Junio, 2009 |
Ruinas
Contemplo
las ruinas de unas cuantas casas de la
Avda. de Valcarca y un sentimiento de piedad me embarga. Las excavadoras,
en su ritual de destrucción, con golpes mortales, se ensañan.
Me
estremezco ante la evocadora imagen de un sillón de mimbre junto a una mesa
camilla cubierta con un hule, abandonado en lo que fue el jardín. Allí están,
como si el inquilino acabara de levantarse del asiento. Como si hubiese sido
sorprendido una cálida noche, tomando el fresco. Las plantas se aferran a los
escombros; sus brotes asoman, como cabezas de víctimas después de una
catástrofe, mas nadie acudirá al rescate. Árboles supervivientes dan fe de que,
no hace mucho, allí hubo hombres que compartieron con ellos la tierra y sus
raíces. Son los resistentes. Los últimos en ser abatidos.
Cuando
el último inquilino muere, la casa entra en coma. Se queda anémica. Abandonada
a la implacable erosión del tiempo y el olvido. Ausente la vida, buitres de
afilados picos de hierro devoran sus
entrañas, dejando al descubierto jirones de objetos cotidianos que se amaron,
fotografías, recuerdos y el papel colorido que alegró las paredes de la casa.
Siento
por estas ruinas- escombros de los sueños- el mismo escalofrío que por cualquier muerto.
Las
casas mueren, como los viejos, colmadas de recuerdos y en silencio.
Julio, 2009
Impresionante descripción y estremecedora fotografía.Esa mesa y el sillón de mimbre en medio de las ruinas de la casa,me hace comprender el impacto que te causó y que tan bien describes.
ResponderEliminarSaludos.
Así fue, Inés. Lástima que no había buena luz para una mejor fotografía, pero me impresionó tanto, que no quise prescindir de esa imagen tan sobrecogedora.
EliminarMuchas gracias por sentir conmigo.
Saludos