Desde la ladera del monte
te buscaban mis ojos en la enramada,
oteando la espesura umbría del bosque.
Descendí entre tomillos y ajedreas
hacia donde sonaba el agua,
en busca de una orilla que creía olvidada.
Un lecho de anémonas derramó su dulzura
en mi mirada y detuve el paso.
Me tumbé en la orilla y,acariciando el agua,
sentí latir tu corazón entre las flores.
Me encantan los últimos versos, puede ser porque alguna vez viví esa escena:
ResponderEliminarMe tumbé en la orilla y, acariciando el agua,
sentí latir tu corazón entre las flores
¡¡Estrenas mi blog !! Gracias, Jenofonte.
EliminarAl entrar en el blog y ver que había un comentario..."sentí latir el corazón" entre las letras.
Todos los comienzos tienen emoción.Gracias.
Por lo poco que has publicado,percibo en tu estilo algo que me atrae.
ResponderEliminarEste poema revela una especial sensibilidad. Te felicito.
Que tengas mucho éxito.
Gracias por tu sentir y por las elogiosas palabras que me dedicas.Sería un placer tenerte como lectora.
EliminarSaludos.