El
frío de tus aguas me detiene en la orilla.
Las piedras resbalan ; en la planta de
mis pies
se clavan disuasorias
y apenas me llega tu murmullo.
Hoy no me atrevo a entregarme a tu
regazo.
Junto a fresnos y alisos contemplo tu
corriente,
que tantas veces fue mi lecho, río
amigo,
mas hoy, me paraliza la negrura de tus
aguas.
Me detengo en la orilla.
Hoy no me atrevo a entregarme a tu
regazo.
No sé si son los ojos que hoy te miran,
los mismos que aquel día te miraban
y veían tus aguas cristalinas.
Hoy las percibo negro espejo
en el que ya no se refleja el cielo.
Me detengo en la orilla.
Hoy no me atrevo a entregarme a tu
regazo .
junio,2011
Un bello pensamiento de interior, me encantan tus metáforas
ResponderEliminarBesos!
Gracias por compartir el gusto por las metáforas de la NATURALEZA.En ella siempre encuentro inspiración, y los ríos son algo especial en mi vida.
EliminarUn abrazo
A veces las aguas bajan revueltas y se añoran aquellos felices momentos donde las cristalinas esperanzas se deslizaban con bellos murmullos acariciadores, Espera que de nuevo, sin duda , volverán a ser cristalinas como lo son tus versos y tu sueños..Déjala correr que ya vendrá la primavera
ResponderEliminar¡Muy hermosos tus bucólicos versos!.
Besos.
André
Gracias por tu visita y comentario. André, entiendes perfectamente el poema.Yo también espero que las aguas recobren transparencia.Soy optimista.El río no cesa de cantar.
EliminarUn abrazo
A veces a todos nos ha pasado algo parecido y ese temor...
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta escribir sobre todos los aspectos del amor;no siempre responde a nuestra llamada y, como en los ríos, el agua se enturbia al pisar el fondo, pero luego recobra su nitidez.
EliminarGracias por venir y dejar unas palabras.
Un abrazo.
A mi también me gustan tus versos,,, Preciso el "atrevimiento" de leerte. Un abrazo.
ResponderEliminarJulie, ¡¡Bienvenida al blog!! Me alegra tu visita y tu "atrevimiento". El agua de mis versos fluye clara para los amigos.
EliminarNos leemos.
Un abrazo.
Pocas cosas hay más bellas que un río de aguas limpias transcurriendo entre árboles y arbustos.Él casi nunca cambia a no ser que lo cambiemos nosotros con nuestros traumas y nuestros intereses.Y es que nosotros sí cambiamos y hay días en que lo vemos todo negro.Pero en sus orillas siempre terminan por volver los días luminosos.
ResponderEliminarUn bello poema Fanny.
Veo que te gustan los ríos tanto como a mí.Ellos son muy generosos y, es cierto que somos nosotros los que enturbiamos sus aguas.Pero el río del amor...es sinuoso y pasa por tramos angostos de difícil acceso.
EliminarYo siembro en sus orillas bulbos de lirios que florecerán en primavera.Estoy segura.
Gracias, Jerónimo.
Un abrazo.
Es curioso como a veces en las cosas que tal vez hacemos asiduamente, un día sin más, nos detenemos ante ellas y dudamos, sí, como si de pronto temiéramos un enfrentamiento y ese mismo miedo nos detiene los pasos, la valentía, el hecho de atrevernos parece salir corriendo. Y es que a veces, solo a veces, los humanos reaccionamos así.
ResponderEliminarBesos!
¡Qué bien que vuelvas, FG. ya leí en tu blog que tienes un horario que te impide escribir.
EliminarTodo es tan fugaz, que un día lo encontramos diferente,distante, y retrocedemos esperando que las aguas vuelvan a su cauce y transparencia.Pero, a veces son los ojos del que mira que lo ve turbio.
Gracias por tu visita y comentario.
Un abrazo
Un precioso poema de amor, Fany.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por encontrar belleza en este poema.Es que el amor es bello, aunque, a veces, se enturbie el agua.
EliminarUn abrazo, Pedro. Me alegra tu visita.