Es absurdo, lo sé,
a tu ausente presencia
y a tu tenaz huída,
tener, como yo tengo,
el corazón rendido.
Me falta la cordura necesaria
para entrar en razones
y no escalar el muro de silencio
que construyes
para cerrarme el paso
a los rincones del alma.
A corazón abierto te reclamo
asumiendo los riesgos de este desafío.
No consigo arrancarme
la roja clavellina de raíces hambrientas
que florece en mi pecho.
Es absurdo, lo sé.
Tener grabado a fuego
tu amarga sentencia de silencio
y con el alma herida
tener, como yo tengo,
a tu esquiva presencia,
el corazón rendido.
septiembre,2012
Sin embargo, a pesar de lo absurdo, tu protagonista tiene ese sentimiento clavado en el alma y lo expresa en sus versos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo que es algo común.Los seres humanos no siempre somos racionales; nos dejamos dominar por las emociones.Es la lucha entre razón y corazón, tantas veces nombrada.
EliminarGracias por tus visitas y por dejar huella de tu paso.
Un abrazo.
Un poema con mucho ritmo y musicalidad, que trasmite lo absurdo de esos estados de enamoramiento.Uno se enamora porque sí; hay un algo que cautiva la razón y, como este poema, aunque uno se dé cuenta, "no consigue arrancar la roja clavellina de raices hambrientas que florece en el pecho"; excelente metáfora de lo obsesivo que es el enamoramiento.
ResponderEliminarMe ha encantado esta confesión amorosa.
Saludos.
Antón,agradezco tu comentario, no solo por ser elogioso sino porque te detienes en aspectos formales del poema; valoro mucho esas opiniones que ayudan a mejorar y a disipar dudas.
ResponderEliminarSaludos.