jueves, 3 de octubre de 2013

La carta que yo espero

                
Hace tiempo que no me escriben una carta –lo que se dice una carta-; ya no se usa esta palabra. Ahora son mensajes de estilo entrecortado como los telegramas, también desaparecidos.

Me resulta difícil  diagnosticar el estado emocional del remitente; sentir sus latidos entre las letras y la dosis de amor con que se escriben y se envían. Ahora se cuentan las palabras, como si de un microrrelato se tratara y el reto estuviera en no llegar a cién y en controlar los excesos del corazón, quedándose el pobre  tartamudo.

Ese estilo tan de moda me deja hambrienta de sentires , mas es un alivio cuando en esos “micros” no encuentro palabras como  “korazón”,”kariño”, y “kiero”, que me desarmarían por completo.

Yo añoro aquellas cartas de más de un folio, en las que el corazón , desbordado, inundaba los márgenes como un río que no cabe en el cauce asignado y aún añadía una postdata para prolongar ese íntimo instante de la comunicación hasta haber vaciado todos los rincones de su alma. 

Eso es una carta. La que yo espero.

9 comentarios:

  1. Coincido contigo: esa es la carta que yo espero. Esta moda de mensajes tan lacónicos, me deja a medias; como si las respuestas que espero quedaran cortadas, como cuando se habla con alguien que tiene prisa.

    ¡Muy buena prosa!

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Exactamente eso me pasa a mí. Tengo la impresión de que hay reserva, de que solo es un "buenos días", o el trivial "hola", carente de intimidad.
    Las cartas eran como un diario del alma volcado en el papel.

    Gracias por detenerte a expresarme tu coincidencia.¡¡Saber que aún hay gente que añora esas cartas!!...

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Me gusta cómo describes este cambio de comunicación,resaltando la pérdida de intimidad en los escuetos mensajes que mantienen una fría relación.

    Bien escrito y buena reflexión.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buen comentario el tuyo, Antón. El lenguaje pobre de los e-mail restringe el sentimiento y limita la comunicación.

      Gracias por detenerte en esta prosa.

      Saludos

      Eliminar
  4. Estoy de acuerdo con los otros comentarios. Una carta era un delirio de emociones, de deseos, de añoranzas y también de esas rutinas de la vida diaria porque cuando se escribe a un amigo o a un ser amado, todo interesa; no se quiere dejar sin abrir ningún rincón de la vida del que escribe.

    ¡Ojalá alguien me escribiera una carta así!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

      Eliminar
    2. Inés, te vuelvo a responder.Eliminé el anterior porque había dos erratas y no supe corregirlas.Lo escribo de nuevo:

      ¡Ojalá encuentres alguien que no escatime tiempo ni palabras para comunicarse contigo!. Y si es una carta de amor...entonces ya sería lo más deseado.

      Suerte, pero buscar algo así es buscar un "mirlo blanco".

      Saludos. Gracias por tu fidelidad lectora.

      Eliminar
  5. A mí también me gustan más esas cartas escritas en papel y enviadas en un sobre--o por cualquier otra via-- que no sea e-mail o esas noticas telegramescas que se envian a través de twiter ... Eso no son cartas .

    Saludos.

    SyArenas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Cuánto me alegra saber que a ti también te gustan esas cartas, como una hoja arrancada al diario del alma para ponerla en manos de un ser querido!...
      Nariac, me ha gustado mucho que coincidamos. Gracias por opinar y dar vida al blog.

      Un afectuoso saludo.

      Eliminar