Oigo la voz del profesor como un rumor cada vez más lejano:
“Ante la crisis del Impresionismo, algunos artistas como
Georges Seurat y Paul Signac, basándose en la teoría del color de Eugène
Chevreul sobre la percepción del color, cambian de orientación e
inician la técnica del Puntillismo”...
Algunas imágenes van
apareciendo en la pantalla: “Bañistas en Asnières”, “El Circo”..., de Seurat ,y su intenso brillo cromático se me va difuminando.”Mujeres en el Pozo”, de Signac; “Los
excursionistas”,de Cross; “Mujer en la huerta”, de Pissarro...Puntitos
deslumbrantes, yuxtaposición de colores que el ojo del espectador combina para
obtener la luz tal y como se percibe en la naturaleza.
Con la vista fija en la
pantalla, se me van enturbiando las imágenes; apenas oigo la voz como un rumor
lejano, y en mi mente aparece el colorido de otros cuadros. Respiro el
penetrante olor de la pintura al óleo, de la esencia de trementina y del
aguarrás, que penetran en mis pulmones; me enveneno de ausencia y muero de nostalgia en el lienzo imaginado, que
no es el de Seurat, sino el tuyo, donde hay pintados fantásticos caballos
colorados; los mismos que relinchan y galopan por la pradera de mi mente.
Me gusta, a medida que voy leyendo recuerdo las pinturas, toda una sinfonía, de palabras y de colores...
ResponderEliminarAsí me resultó a mí aquella clase, pero pasaba por un momento nostálgico y la imaginación voló hacia otras pinturas que tenían para mí un valor sentimental, y sin querer perdí el hilo de la explicación del profe.
EliminarMe gusta la pintura y sus evocaciones.
Y creo que a ti también te gusta este arte. No sé si tanto como la lectura, pero creo que te gusta.
Gracias, Jenofonte.
Un abrazo.